Preguntas

Formular la pregunta apropiada constituye la acción central de la transformación (…) La pregunta clave da lugar a la germinación de la conciencia. La pregunta debidamente formulada siempre emana de una curiosidad esencial acerca de lo que hay detrás. Las preguntas son las llaves que permiten abrir las puertas secretas de la psique.

Clarissa Pinkola Estés

Resultado de imagen de cometa

Me siento al borde de la vigésima hora del día y un relámpago irrumpe en la superficie aterciopelada de una noche a la que he llegado casi sin fuerzas. Como si las veinte horas me hubieran hipnotizado para arrastrarme consigo hasta este momento y ese resplandor me sacara del sopor y me hiciera tomar conciencia del aquí y el ahora. Una voz de mujer me dice que ese sopor con el que me ha transportado el día es uno de los efectos de la luna llena… Las mujeres saben de misterios selénicos, así que no le discuto…

Últimamente siento que el tiempo se dobla, se contorsiona, se expande y se contrae. Se acelera y se detiene. ¿Qué sucedió con el paso de las veinticuatro horas, de ida y vuelta hacia la hora cero, en un continuo eje horizontal y unidireccional desde el pasado al futuro? Mi padre me preguntaba un día (¿o me está preguntando ahora?): «¿qué es la conciencia?», como si yo pudiera responder ese tipo de preguntas… Y fiel a su costumbre de responderse a sí mismo, me dijo unas cuantas cosas acerca de la percepción, el cerebro y la conformación de la psiquis, mientras me interrogaba sobre lo que había entendido a partir de su erudita explicación. «¿Entonces ya pudes decirme lo que es la conciencia, o Dios, o el alma, o la razón pura?». Solo le faltó pedirme que describiera cómo es estar parada en el horizonte de sucesos de un agujero negro… Y no. Yo no podía darle ninguna respuesta satisfactoria porque yo suelo hablar con mi propia voz y soy muy mala para hablar con la voz con la que cierto tipo de personas (a las que pertenece mi padre) desean oír nada más que el eco de sus propias palabras.

Así que ya estando de vuelta en este momento (la ventana tras la cual hay nubes tan negras que no dejan ni pasar la luz de la luna que juega con mi conciencia) y en este lugar (la hora vigésima de un día de enero), intento dejarme llevar por una escurridiza sensación de gravitar en torno al eco de una pregunta que no logro formularme claramente. Esta sensación es como un cometa que pasa fugazmente, dejando una estela luminosa. Una sabia mujer contadora de historias me dijo desde sus letras: la pregunta es la clave. Es la llave que abre la puerta. Pero estoy muy alejada de la fuente de esa atracción gravitatoria y por eso quiero agarrar la cola de este cometa y dejar que me lleve hacia el lugar al que está siendo halado. Pero no logro asirlo y lo intento nuevamente cada vez que lo veo en su recorrido. Esta sensación-cometa debe haber apenas salido de su órbita porque no la he visto antes surcar mi cielo interior…

Ahora mismo las nubes han despejado por completo el sendero de la luna y siento que ella me mira como un gran ojo. Como si pudiera detectar cuando alguien persigue el rastro de una pregunta que le inquiere desde lejos y me hubiera encontrado. No -le contesto. Todavía no sé cuál es esta pregunta…

Y entonces se queda allí: mirándome fijamente y su luminosa y apacible mirada es en realidad una voz que me cuenta los misterios del tiempo y me vuelve a hipnotizar. Está bien… -le digo. Llévame de viaje hacia el amanecer.

4 comentarios sobre “Preguntas

  1. Los días tienen, en efecto, 24 horas (aunque ahora los fisicos lo nieguen… ¿Qué sabrán ellos?)… Lo malo es que nosotros no tenemos, ni mucho menos, ni mucho más, esas 24 horas… Por eso todo está tan liado… Es en nosotros en donde el tiempo es relativo… Pero los físicos no lo entienden… Ayyyyyyyyyyyy

    Un gran abrazo (no me tomes mucho en serio…)

    Me gusta

Deja un comentario